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¿Trump salva a China? Aranceles a México eso hacen

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román
Aranceles a México

El peor error que Donald Trump puede cometer es no actuar en contra de los enemigos de Estados Unidos. Dejarlos libres para que sigan planeando la caída de Occidente desde la comodidad de sus dictaduras. 


Por eso sorprende que Donald Trump parezca empeñado en aplicar aranceles de 25% a México, el único país que, en este momento, puede sustituir las manufacturas chinas que Estados Unidos compra para su propia industria, mientras que a solo China le aplica 10%.


¿Cuàl es la lógica? ¿Salvar a China de su crisis económica?


China necesita de exportar sus productos a otros mercados. No tiene otra estrategia. Y el mayor mercado de consumo es Estados Unidos. Sin él y sin la Unión Europea, que son sus principales clientes, no podría sostener su economía. 


¿Está preocupado Trump porque China tiene cada vez más influencia sobre el canal de Panamá? En lugar de invadir Panamá, puede simplemente cortar el destino final de las exportaciones chinas, cerrando el mercado estadounidense y europeo a esos productos. No hay modelo chino, “fábrica del mundo”, sin compradores. 


Claro, hay una razón por la que Estados Unidos no lo ha hecho antes:  Porque durante los últimos 25 años las empresas estadounidenses se volvieron dependientes de la manufactura china. Empresas como Apple y Tesla instalaron sus fábricas allá para bajar costos. 


Pero ahora que las intenciones chinas de desplazar a Estados Unidos son claras, ¿qué hacen todavía allá esas empresas? Entiendo que cambiar toda una base industrial no se hace de la noche a la mañana, pero para eso están México y Canadá, para ayudar con ese proceso -aprovechando el tratado de libre comercio- sin necesidad de aumentar costos trasladando todo a Estados Unidos mismo. 


De eso se trataba el nearshoring. Reemplazar la globalización con la regionalización de las cadenas comerciales. Menos riesgos, sin gran aumento de costos y con cadenas de suministro más seguras. ¿Qué detiene a Donald Trump? Es un misterio. 


Lo único que se me ocurre como razón válida para aplicar aranceles en mayor cantidad a Canadá y a México antes que a China, es como bluf, mera estrategia de negociación. Porque a diferencia de China, que prácticamente no le compra nada a Estados Unidos, en relación a sus ventas, México y Canadá sí son los principales clientes de Estados Unidos.


Trump pondría en riesgo  una oportunidad histórica. Para aislar a Norteamérica económicamente y, así, no temer nunca más a los impactos provenientes del exterior, especialmente de países rivales. Pero sobre todo, es una oportunidad para que Estados Unidos acabe, en una sola jugada, con sus enemigos China y Rusia. 


Claro que no me refiero a buscar una guerra. Menos cuando todos los involucrados tienen armas nucleares. Sino a lograr la caída de las únicas dos amenazas reales de Estados Unidos, China y Rusia, sin necesidad de realizar un solo disparo: por medio de la economía.


China y Rusia están en declive. La primera, víctima de su modelo basado en deuda para construcción de infraestructura que ya no necesitaba y para subsidiar exportaciones que no son viables a menos que todo el resto del mundo, incluido Estados Unidos, quieran seguir comprando barato a cambio de destruir sus propias industrias. 


Rusia, mientras tanto, se encuentra empantanada en Ucrania. Los propios asesores económicos del Kremlin le advierten que una ola de quiebras se cierne sobre las empresas rusas si la situación continúa. Y el país solo puede sostener los costos de su invasión con reservas que se le están agotando. 


Estados Unidos solo tiene que empujar un poco más a ambos. Dejarlos sin las inversiones y sin los mercados occidentales, sin los cuales, no les quedará más que colapsar. Contrario a lo que los fanáticos antioccidentales creen, los BRICS jamás podrán ser un bloque comercial real porque el principal cliente de China e India es Estados Unidos. Y ninguno de sus países miembros tiene la capacidad de compra para sustituir ese mercado. Y China solo comprará materias primas a Brasil y a Rusia en la medida en que Europa y Estados Unidos mantengan andando, con sus compras, a la fábrica china. 


Aplicar aranceles a México, sin embargo, es ir al revés de esa estrategia: porque China se convierte de pronto en una fuente más atractiva del tipo de productos, como materiales eléctricos y partes automotrices, con los que México estaba reemplazando a China. Y si bien es cierto, que los chinos estaban invirtiendo en México para darle la vuelta a los aranceles, incluso eso les representa a una pérdida. 


El daño de aplicar aranceles a México no solo es a los exportadores mexicanos: es a los consumidores, porque esos productos nunca serán más baratos producidos en Estados Unidos, pero también es un daño a las empresas estadounidenses que ya no tendrán la certeza jurídica que su propio gobierno, se supone, les garantizó con un tratado de libre comercio para proteger sus inversiones en el país vecino, que en algunos casos se hicieron desde hace 30 años.


Y así, miembrras empresas como General Motors son obligadas a aumentar sus costos por los aranceles, las empresas chinas podrán competir, con aún mayor ventaja, en todos los mercados fuera de Estados Unidos. ¿Cuál es la lógica de permitir que eso pase?


Con aranceles a México y Canadá, todos pierden en Norteamérica. Pierde México, pierde Canadá, pierde el consumidor estadounidense y pierden las empresas de toda la región. ¿Quién gana? China, porque de pronto ellos se vuelven más atractivos vendedores dentro de Estados Unidos que México y Canadá. ¿Se dará cuenta Donald Trump de eso? ¿Hay alguna razón por la que quiera, de pronto, intentar salvar a China de su colapso?  




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