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¿Trump salvará a Venezuela de Maduro?

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román
Trump no salvará a Venezuela de Maduro

Nicolás Maduro, el dictador que gobierna Venezuela, no se irá del poder intimidado por las protestas en las calles de ese país. La mayoría de la población lo detesta, un dato confirmado por el hecho de que tuvo que cometer un fraude electoral masivo para poderse reelegir en las elecciones pasadas.


El descaro del robo electoral cometido por Maduro fue tan grande, que ni siquiera sus antiguos aliados, los presidentes izquierdistas Gustavo Petro, de Colombia, y Luis Inácio Lula da Silva de Brasil, han reconocido la validez de su reelección. 


Pero si las protestas masivas de los venezolanos y la condena internacional no funcionan, ¿qué opción le queda al país para deshacerse de su dictador? Sólo hay dos opciones: un golpe de Estado o una intervención militar de Estados Unidos. El problema es que ambas cosas son, desde mi punto de vista, muy poco probables. 


Empecemos por las probabilidades de que Donald Trump derroque a Maduro por la fuerza: por supuesto que el Ejército venezolano no tendría ninguna posibilidad de detener al estadounidense en caso de invasión. Pero si bien la diferencia entre ambos es enorme, Venezuela no es Groenlandia, una isla con unas cuantas decenas de miles de personas; en el peor de los casos pasaría lo mismo que ocurrió en Irak y en Afganistán, donde fue fácil tumbar a los gobiernos, pero muy difícil construir después un Estado funcional, y muy costoso. 


Después del desgaste de las guerras contra el terrorismo y de la promesa de Trump de no iniciar ninguna aventura armada nueva, no se ve qué puede ganar Trump con una incursión en Venezuela. Recordemos: Trump no actúa por ideología, sino por intereses. Y Estados Unidos no necesita más petróleo, ya es el principal productor y exportador mundial tanto de petróleo como de gas natural. Además, una recuperación rápida del país sudamericano -que le ayudaría a bajar la migración venezolana hacia Norteamérica- es poco probable, porque millones de trabajadores calificados que huyeron del país, no regresarán de la noche a la mañana para levantar las industrias que el régimen chavista destruyó. La propia infraestructura petrolera de Venezuela está convertida en chatarra, producto de la incompetencia y la depredación de los gobiernos de Chávez y Maduro. 


Quizá Trump pueda repetir su estrategia “presión máxima” sobre Maduro, consistente en sanciones que debiliten aun más la economía de Venezuela. Sin embargo, hay una razón por la que eso no funcionó una primera vez y no hay razones para creer que funcione en una segunda ocasión: el control que el régimen tiene sobre los militares sigue intacto. Y sin el Ejército de su lado, ninguna oposición tiene oportunidad de realizar un golpe de Estado. Cuba les ha enseñado muy bien a controlar a la población y mantener la disciplina dentro de la dictadura.


¿Qué tanto se puede asfixiar a un país hasta el punto de obligar a sus ciudadanos a echar al tirano que los controla? Ese es el problema: nadie sabe cuánto tiene que sufrir la población para que eso suceda. Mao Zedong, el fundador del partido comunista den China, causó la muerte de 70 millones de chinos por la persecusión que hizo de sus opositores y por la hambruna que su incompetencia económica causó. Y, sin embargo, los habitantes no lo derrocaron. En Corea del Norte la gente muere de hambre mientras su gobierno usa el dinero en armas y beneficios para su élite militar. Nadie se rebela. No importa cuánta presión pongas sobre una población, es muy difícil obligarla a que enfrente con palos y piedras a un grupo más pequeño de hombres armados con rifles. 


Y si bien los soldados no son parte de la élite más beneficiada con la corrupción del régimen chavista, sí están mucho mejor que el resto de la población. Tienen una situación de privilegio que temen perder si la oposición llega al poder. Mientras los llamados de la oposición a los militares de darle la espalda a Maduro apelen sólo a su consciencia y no a su bolsillo, es difícil que cambien de bando de manera espontánea, sin una cadena de mando que les haga creer que el riesgo de rebelarse es bajo ante la potencial recompensa. 


¿Qué tendría que pasar para salvar a Venezuela de la dictadura? Que Estados Unidos ofrezca a los militares venezolanos paz con la oposición o guerra con Maduro. Para lo cual tendría que firmar un cheque muy grande que sirva de garantía a la oposición, para que puedan formar un gobierno estable mientras colectan los pedazos de la industria venezolana que el chavismo destruyó. Es una apuesta de largo plazo que, personalmente, creo que le conviene a todos, incluido Estados Unidos. Lamentablemente, no veo a Trump haciendo una costosa apuesta cuyos beneficios no sean palpables -y estén garantizados- durante los cuatro años de su presidencia. 




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