
El candidato presidencial Robert Kennedy Jr. ya sabe que no tiene ninguna posibilidad de ganar la presidencia de Estados Unidos. Es por eso que su candidata a la vicepresidencia, Nicole Shanahan, admitió que ambos están considerando declinar a favor de Donald Trump.
Poco después se concretó la maniobra. Robert Kennedy llamó a votar por Trump, a pesar de que un año antes había dicho que eso era imposible porque él representaba ideas totalmente diferentes a las del candidato republicano.
Por fin se quitan la máscara. En los últimos dos años, el sobrino del presidente Kennedy ha intentado venderse como un candidato progresista por su apoyo a causas ambientalistas y su rechazo a las grandes corporaciones. Pero como no ha logrado controlar su boca, en las entrevistas ha revelado que su verdadero pensamiento es considervador conspirativo. Cree que las vacunas producen autismo; insinúa que una élite secreta usó la pandemia para controlar el mundo, y cree que la señal de wifi contamina tu cerebro. Sería gracioso, si no fuera también peligroso. Entre las locuras que Kennedy promueve, está abandonar a Ucrania, bajo creencia ingenua de que Putin es en el fondo pacifista y terminará sus agresiones si se dialoga con él.
Por eso Kennedy es quizá, incluso peor que Trump. Porque hay esperanza de que Trump mienta cuando dice que invadirá a México o que abandonará a Europa o a Taiwan. Mentir es lo que mejor hace. Pero Kennedy parece honesto cuando dice sus locura.