Quien diga que Rusia o Ucrania están a punto de ganar la guerra, es porque no saben de lo que hablan. Las guerras son muy difíciles de predecir porque hay demasiadas variables que influyen en el resultado.
En 2022 Putin creyó que podía capturar la capital de Ucrania, Kiev, en pocos días. Están a punto de cumplirse tres años.
En 2023, el Grupo Wagner, mercenarios financiados por Rusia, marcharon rumbo a Moscú en lo que parecía ser un golpe de Estado exitoso en contra de Vladimir Putin dada la poca resistencia militar que el contingente enfrentaba a su paso. De último momento, sin embargo, Yevgeny Prigozhin, el líder del grupo, se arrepintió.
En 2024, Ucrania invadió Rusia. Específicamente la región de Kursk, en la primera invasión a territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Hubo un colapso de Rusia? No, simplemente fue una derrota humillante, pero nada que cambiara el curso general del conflicto.
En los últimos meses, la prensa y, por supuesto, no pocos influencers, han destacado los avances de Rusia en el campo de batalla. Son innegables, han avanzado poco a poco durante este año. Pero todos los avances rusos en 2024 han represtentado menos del 1% del territorio ucraniano. Las estimaciones varían, según la fuente, de 0.37% a 0.65% de Ucrania en todo 2024. A un costo, terrible: tan sólo entre septiembre y octubre Rusia perdió 80 mil soldados. Más de dos mil por día. ¿A cambio de qué? Recordemos, cuando Rusia comenzó la invasión, llegó a controlar 27% del territorio de Ucrania. Hoy, sólo ocupan el 18%. El porcentaje no ha cambiado en más de un año. Esa es la poderosa Rusia que, nos dicen los influencers prorrusos, se contiene de lanzar su armamento más avanzado sólo por prudencia. ¿Sólo por prudencia mientras pierden más de mil soldados al día?
Por supuesto, esto no significa que no pueda haber un colapso repentino de una de las dos partes. Pero si eso ocurre, es imposible predecir exactamente cuándo ocurrirá y quién lo sufrirá primero. Ucrania goza de una moral más alta y mejor tecnología con armas occidentales. Rusia es superior en números brutos, de soldados y de artillería. Ambos sufren económicamente. Es imposible saber con exactitud qué tan mal está realmente la economía de cada uno.
Así que Desconfíen, por lo tanto, de quien diga que la guerra está ganada, o perdida, sólo por el resultado de una batalla. Nada está escrito cuando hay tantas variables en movimiento. Pero, desconfíen aun más de lo que sea que digan los que culpan a Ucrania por haber sido invadida. Porque el Kremlin sabe que el punto débil de las democracias es la credulidad y el temor de sus ciudadanos. Y la mejor prueba son los 10 millones de dólares que el Departamento de Justicia de Estados Unidos detectó que habían sido distribuidos por el medio ruso RT entre influencers de ese país. Y no dudo que lo mismo hagan con los que defienden a Rusia en español también. Si Putin logra, exitosamente, hacernos creer que su victoria es innevitable, logrará que los gobiernos abandonen a Ucrania. Así funcionan nuestras democracias. Los bobos también votan y, a veces, son más ruidosos que los demás.