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Qué pasa si Trump invade México

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román



Ojalá no lleguemos a ese punto, pero supongamos el más agresivo de los escenarios: que Donald Trump decidiera invadir México para perseguir a los cárteles. 

¿Qué pasaría?:


 1. Muchos mexicanos darían la bienvenida a cualquier ayuda para enfrentarse a estos despreciables criminales, que llevan décadas causando terror en el país. Sí, pero solo hasta cierto punto. México no es tan grande como Estados Unidos, pero sigue siendo un país de 130 millones de personas con antecedentes ideológicos y culturales muy diferentes entre sí. En Monterrey, la ciudad industrial más grande, por ejemplo, hay a quienes les encantaría considerarse estadounidenses. Pero En Guerrero, al sur de México, probablemente le lanzarían piedras a los soldados estadounidenses a primera vista (los que no tienen armas)… ¿Y adivinen de dónde proviene la mayor parte de la producción local de amapola? Exacto, de Guerrero.


 2. El comparativo con Gaza es adecuado porque los criminales tienen amplio apoyo de la población en las zonas con mayor presencia del narcotráfico. Ni siquiera el ejército mexicano ha podido distinguir civiles de criminales a lo largo de estos últimos 20 años de lucha. En pueblos de Sinaloa, por ejemplo, los niños aspiran a convertirse en capos y las niñas sueñan con ser sus esposas. No estoy bromeando ni exagerando: investigaciones académicas y periodísticas lo han documentado desde finales de los años 90. Ignorar ese factor terminaría en bombardeos a bodas y ataques con drones a escuelas.


 3. ¿Para qué arruinar así a un potencial aliado en contra de China? Hasta hoy, los mexicanos tienen una opinión generalmente favorable de su vecino del norte. Desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor en 1994, y dado que muchas familias en México reciben miles de dólares de sus familiares que trabajan en Estados Unidos, millones tienen al menos un pequeño sabor de lo que significa el Sueño Americano. Muchos han aprendido a admirar la ambición y el ansia de competencia estadounidenses. Su eficiencia y su estado de derecho. Pero si Estados Unidos ingresa a México sin temor a los daños colaterales, conseguirán lo contrario a lo que aspiran, harán crecer el problema, pues ya hay un terreno fértil para el odio a Estados Unidos en México: Los gobiernos izquierdistas mexicanos desde principios del siglo XX se aseguraron de que ningún niño olvide lo que Estados Unidos le hizo al país entre las décadas de 1840 y 1910. Las intervenciones extranjeras quitaron al país la mitad del territorio y fomentaron caos generalizado. No es culpa única ni mayoritaria de países externos, pero así se quiere presentar. Esto es historia básica en todas las escuelas públicas mexicanas. Y generalmente se transmite por maestros sindicalizados con ideas de izquierda que perpetúan una cultura de desconfianza hacia lo que llaman “imperialismo estadounidense”. ¿Para qué dar un ejemplo contemporáneo de esa supuesta “maldad” norteamericana?


4. Consecuencias económicas. Cuando se corta el flujo de dinero del narcotráfico, los criminales no simplemente se rinden; intentan obtener nuevos ingresos de otras fuentes. Esto ya ocurrió en 2007, cuando el expresidente mexicano Felipe Calderón lanzó un ataque a gran escala contra los cárteles de la droga. El crimen organizado rápidamente recurrió al secuestro, la extorsión y otros tipos de actividades ilegales. Eso ya es preocupante, por el costo humano que podría generar, pero también afectaría a la economía estadounidense: las empresas en proceso de relocalización desde China de repente verían aumentados sus costos para compensar las medidas adicionales necesarias para asegurar sus productos importados desde México. ¿Qué haría Trump en ese escenario? ¿Enviar soldados para vigilar los camiones con productos estadounidenses? ¿Salirse por completo del país y perder trillones de dólares en una base industrial construida desde hace 30 años y que no puede ser sustituida por ningúna otra nación?


Al principio, muchas personas, incluso la mayoría de los mexicanos, aplaudirían una operación militar estadounidense para derrotar a los cárteles. Pero dado que este es un problema imposible de resolver con estrategias militares, el apoyo se desvanecería con el tiempo, con malos resultados para todos los involucrados.


Usar al Ejército estadounidense, como bien ha dicho Marco Rubio, el secretario de Estado de Trump, solo debe hacerse en cooperación con México. Es lo que mejores resultados daría. Idealmente el gobierno mexicano tendría que estar igual de entusiasmado en eliminar a los criminales. Pero ahí es donde no veo a un gobierno dispuesto. Muchos en la izquierda comparten la creencia de que los narcotraficantes solo son inocentes rancheros con rifles. ¿La presión de Donald Trump los hará cambiar? 


Estoy seguro de que una cooperación simulada entre México y Estados Unidos traería los peores resultados. O ambos países ponen todo de su parte, incluyendo reducción de consumo dentro de Estados Unidos, Norteamérica entera quedará peor que antes de la intervención.


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