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Foto del escritorEsteban Román

La derecha hispanoamericana se engaña con Donald Trump

la derecha de latinoamérica no gana con Trump

Hay ganadores muy claros con la elección de Donald Trump. 


Rusia, porque Trump se ha mostrado dispuesto a abandonar a Ucrania y a toda Europa si decide salirse de la OTAN.  Israel, que ya no tendrá que preocuparse porque Estados Unidos le reduzca el abastecimiento de armas por sus acciones en Palestina. China, porque sabe que Trump no va a meter las manos al fuego por Taiwan. 


Pero los que terminarán desilusionados, son los opositores de derecha en países como España, México, Colombia, Chile, Venezuela y otros países donde la izquierda domina. Y será así porque a diferencia de Ronald Reagan o George W. Bush, Trump no está interesado en exportar valores democráticos o conservadores al resto del mundo. SI así fuera, en su presidencia anterior no se habría hecho amigo de Kim Jong Un, el tirano comunista de Corea del Norte, o de Andrés Manuel López Obrador, el creador del partido de izquierda en México que está cerca de desaparecer a la oposición de ese país. 


Trump es, por encima de todo, un vendedor, un hombre de negocios para el que la ganancia es más importante que los principios. Lo ha demostrado en toda su carrera política. ¿En qué le beneficiaría a él la caída de Pedro Sánchez en España? ¿O de Gustavo Petro en Colombia? ¿O de Gabriel Boric en Chile? ¿O de Claudia Sheinbaum en México? Si está interesado en algo de esos países y el líder de ese país se lo puede dar, le importa un comino el estado de las libertades o de las democracias en esos países. 


Venezuela, incluso, podría ser lo contrario a lo que los opositores esperan. Joe Biden le ofreció a Nicolás Maduro quitar sanciones a su industria petrolera si permitían elecciones libres. No lo hicieron y el acuerdo se canceló. Pero ahora Nicolás Maduro acaba de lanzar una oferta de paz a Donald Trump; además, Chevron, la empresa petrolera estadounidense, sigue operando felizmente en Venezuela, abogan por una normalización de relaciones con la dictadura, y la administración Trump ahora sabe que las sanciones que ellos impusieron fueron en parte causantes de la enorme migración venezolana hacia Estados Unidos. ¿Menos migración, más petróleo en el mercado y por lo tanto menos inflación? Si eso le ofrecen, no veo a Donald Trump intercambiando eso por la democracia y las libertades en Venezuela. 


Lo mismo aplica para los demás. ¿Qué pueden ofrecerle a Trump los derechistas en México, en España, en Colombia, en Chile, que los gobiernos de esos países no estén dispuestos a entregar voluntariamente? Ante un presidente transaccional, los conceptos de “izquierda” y “derecha” son, en fondo, insignificantes. 



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