
Hay opinadores que todavía creen que Estados Unidos va por el mundo a la caza del petróleo de otros países. De Venezuela, de Irán, de Palestina... que no tiene, pero, en fin. Eso dicen.
La realidad es que Estados Unidos es el mayor productor de petróleo del mundo. En su pico, hasta 20 millones de barriles diarios (no sólo crudo). Es el mayor productor mundial de gas natural. Muy por encima de Arabia Saudita, Rusia y cualquier otro país.
La razón por la que la mayoría de las personas no sabe esto es porque las noticias del incremento en la producción han sido graduales. Y el proceso innovador de extracción, que empezó en pequeños pozos y terminó siendo una práctica generalizada de las grandes empresas como Exxon, no se dio de la noche a la mañana.
Además la forma en que las personas "comunes" se enteran de estas revoluciones en la industria es sólo cuando algún especialista económico traslada el conocimiento a un espacio político. Pero los gurús de la geopolítica en Latinoamérica no se han enterado del tema.
En los últimos 25 años Norteamérica vivió una revolución tecnológica e industrial alrededor de un tipo de petróleo llamado Shale, que hasta el siglo pasado costaba mucho trabajo extraer. Ya no más. Y ahora Estados Unidos es exportador neto de petróleo. Y del mejor tipo; “dulce y ligero”, le llaman en la industria; es decir, el más fácil de procesar, transportar y refinar.
La principal razón por la que Estados Unidos todavía compra petróleo de otros países es porque gran parte de sus refinerías fueron creadas antes de esa revolución Shale, y solo procesan crudo pesado. Pero eso también está por cambiar como parte de la innovación petrolera que sigue su curso en la potencia norteamericana. Y cuando eso suceda, habrá muchos países exportadores, como Venezuela, que extrañarán los buenos tiempos en que Estados Unidos sí quería su petróleo.