top of page

Adiós USAid. Trump corta ayuda humanitaria al mundo

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román
USAid

Se acabó la ayuda humanitaria de Estados Unidos hacia el resto del mundo. 


El gobierno de Donald Trump ordenó suspender por 90 días todas las actividades de USAid, la agencia estadounidense que cada año dona decenas de miles de millones de dólares para ayudar sobre todo a países de África y Medio Oriente. Desde medicamentos contra el VIH hasta programas de empoderamiento femenino. Cada año Estados Unidos destinaba  más a esas ayudas  que al presupuesto de 48 de los 50 estados de la Unión Americana.


Por eso tiene mucho sentido que en la era del “América First” lo primero que se deje de pagar es la ayuda a otros países. Sé que suena cruel, considerando que la vida de personas está en riesgo ante la falta de esos recursos, pero en esta nueva era de rivalidad entre potencias, ¿debe Estados Unidos ayudar a Myanmar, por ejemplo, a salvar a sus ciudadanos de desastres naturales cuando el gobierno de ese país se alía cada vez que puede con Rusia en contra de Occidente?


Es una ayuda, además, que nadie le agradecía a Estados Unidos. De hecho era al revés, muchos países renegaban de USAid y lo consideraban una herramienta para ayudar a los opositores de los gobiernos donde esos fondos se otorgaban. Siempre fue falso. Si USAid sirviera para tumbar gobiernos, Trump mantendría el programa. Pero es precisamente porque no sirve para proyectar poder, que se deshace de él.


De hecho, en términos puramente pragmáticos, era ingenuo que Estados Unidos apoyara a países con ayuda humanitaria, mientras que la propaganda rusa en esos mismos países fomentaba exitosamente un sentimiento anti estadounidense. Latinoamérica es un ejemplo perfecto. Cuán útiles hubieran sido los 500 mil millones de dólares gastados en los últimos 10 años en USAId  si ese dinero hubiera sido gastado en contrarrestar la penetración de China y de Rusia en América Latina… la influencia china sobre el canal de Panamá,por ejemplo, o de la proliferación de puertos chinos en Sudamérica, o la involución de Venezuela hacia una dictadura. 


El problema es que esos fondos, de USAid, no llegan directamente a los beneficiarios finales en países pobres, sino que se pagan a organizaciones civiles locales de esos países que, a su vez, son contratadas por organizaciones civiles estadounidenses, que son las que reciben los fondos. Es decir, hay una larga cadena de intermediarios que toman gran parte de los recursos antes de que estos lleguen a los beneficiarios objetivo. Es por toda esta burocracia, que a su vez ha llevado a que el programa no cumpla todas sus metas, que legisladores estadounidenses han cuestionado en qué realmente se está usando el dinero de ayuda humanitaria. Si a todas estas dudas, existentes antes de Trump, sumamos el argumento de que hay muchos problemas para atender dentro de Estados Unidos… era un milagro que USAid hubiera sobrevivido tanto tiempo después de la primer llegada de Donald Trump a la presidencia. 


Vacunar a niños en África contra la polio es muy humano, pero no ayuda a avanzar los intereses de ningún país. Por eso nadie más, aparte de Estados Unidos, lo hacía: ni China, ni Rusia ni siquiera la Unión Europea en la misma cantidad.


Así que, humanitariamente horrible, la decisión del gobierno de Trump tiene sentido geopolítico. 


Lo que no tiene sentido es que el gobierno de Estados Unidos haya hecho una excepción con los recursos destinados para Israel y Egipto, ¿a ellos sí les darán dinero de ayuda pero no a Ucrania? Vaya decepción. Cuando parecía que Trump por fin entendía la importancia de apoyar a Ucrania. 


Si no se reestablece esa ayuda, los ucranianos no podrán reestablecer la electricidad en las ciudades y pueblos donde los rusos han atacado -específicamente- las instalaciones generadoras de energía con el fin deliberado de congelar a los civiles ucranianos durante el invierno. La ayuda militar a Ucrania no ha sido suspendida, es cierto. Pero tan importante como los tanques y la artillería es mantener a los civiles de Ucrania a salvo de la brutalidad rusa. Para mantener a su pueblo en la lucha.


Lo que esta decisión refleja, de apoyar a Israel y a Egipto más que a Ucrania, es la errónea percepción de Trump y otros políticos estadounidenses de que Irán es una mayor amenaza para Estados Unidos que Rusia o China. No hay comparación. Por una razón muy sencilla: Irán es un país insignificante en el escenario internacional, tanto en términos militares como económicos respecto de las verdaderas potencias mundiales. 


China y Rusia tienen bombas nucleares, Irán no. China es la segunda economía más grande del mundo, Rusia es uno de los principales exportadores de petróleo. El tamaño de la economía de Irán, en cambio, es 4 veces inferior a la de México. Países como Malasya, Vietnam y Filipinas están por encima. Y si algo demostró el intercambio de ataques entre ese país e Israel, es que Irán no tiene ninguna posibilidad de vencer al Estado judío. 


No digo que Irán, como parte de la alianza autoritaria que encabezan China y Rusia, deba ser ignorado. Pero en orden de prioridades, sin duda ese país de Medio Oriente está muy por debajo de esos otros dos en el orden de prioridades. Porque Estados Unidos pierde más de lo que gana al tener siquiera una presencia relevante en medio oriente, una región cuyo único valor económico es el petróleo, combustible que, sin embargo, Estados Unidos ya no necesita desde la revolución Shale, que lo convirtió en el mayor exportador mundial de petróleo y gas natural. 


Esta idea de que Medio Oriente es un estorbo para Estados Unidos no es ocurrencia mía, es un diagnóstico ampliamente aceptado por expertos en defensa y comercio al menos desde los tiempos de Barack Obama. Esa realidad no cambia sólo porque Gaza ahora requiere una reconstrucción. 


En suma: por cruel que parezca, tiene mucha lógica que Estados Unidos ya no quiera gastar dinero en lo que no le beneficia. Trump, en ese sentido, es congruente con sus promesas de campaña. Pero en lo que se equivoca, es en no poner a Ucrania por encima de los demás países alíados, por encima en la ayuda que a Estados unidos sí le conviene dar, cuando se trata de combatir a los enemigos de Occidente. Porque de lo que pase en Ucrania dependerá el futuro no sólo de Europa, sino también de Taiwán y, por lo tanto, de toda Asia. Irán, por sí solo, y Medio Oriente en general, no son, ni de lejos, tan importantes. 


13 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page